Educador durante un cuarto de siglo, Rob Kirker encarna muchas de las cualidades que el Premio Julie Wright Changemaker celebra. Manifiesta un enfoque inquebrantable en la toma de decisiones guiadas por el aprendizaje de los alumnos y la equidad, y un alto nivel de excelencia e integridad. Rob lleva 15 años enseñando matemáticas en la escuela primaria Lincoln de Richmond, y aunque ha conseguido mejoras significativas en el aprendizaje, es humilde, comparte el mérito y tiene hambre de más progreso. En la actualidad, es profesor de 6º curso y miembro del Equipo de Liderazgo Educativo de la escuela. Lleva casi una década dirigiendo el programa de enseñanza de matemáticas de la escuela, donde identifica y aplica sistemáticamente las mejores prácticas que impulsan el éxito tanto de los estudiantes como de los educadores.
La historia de Rob
Los profesores desempeñan un papel fundamental en el éxito de los alumnos, y Rob Kirker, de la Escuela Primaria Lincoln, es un ejemplo. Lleva 25 años dedicado a la enseñanza, los últimos 15 en la escuela primaria Lincoln de Richmond, donde aporta creatividad, energía e innovación constantes a su clase y a sus colegas. No se limita a enseñar a sus alumnos. Construye relaciones profundas y de confianza con cada uno de sus alumnos de 6º curso para averiguar lo que necesitan para comprender el material, al tiempo que fomenta la confianza en sus habilidades y capacidades. Se dedica a encontrar nuevas formas de elevar académicamente a sus alumnos, yendo siempre más allá para apoyar su éxito. Con una profunda preocupación por su crecimiento general, se asegura de que tengan los recursos y el estímulo que necesitan para prosperar.
Rob siempre se ha centrado en sus estudiantes y en sus éxitos, lo que puede ser una de las razones por las que se siente un poco incómodo al ser reconocido por su propia perseverancia y dedicación centrada en los estudiantes con el Premio Julie Wright Changemaker. "Me siento muy humilde y agradecido", dice Rob.
"Es inesperado y, francamente, hace falta todo el mundo en el campus para ayudar a los estudiantes a tener éxito".
Aunque no hay duda de que la enseñanza es un deporte de equipo, los que conocen a Rob querían que se celebrara su incansable compromiso con la excelencia de todos y cada uno de los alumnos de su clase, independientemente de su procedencia. Taylor Parham, director de la escuela primaria Lincoln, dijo que es muy respetado, tanto por los profesores como por los niños.
"Está probado. Ha demostrado año tras año que hará crecer a los niños exponencialmente. No importa dónde empiecen, sabemos que crecerán en su aula. Realmente está cambiando la trayectoria de la vida de sus estudiantes como resultado", dijo el director Parham.
Además de sus tareas cotidianas, Rob se queda después de clase tres días a la semana para dar clases particulares a los niños que necesitan ayuda extra. Tampoco es raro que pase la hora del almuerzo con los alumnos, para darles más tiempo para aprender.
"Lo que más me apasiona es el rendimiento de los alumnos", afirma Rob. "Me gusta mirar todos los datos y asegurarme de que mis alumnos avanzan. Y cuando encontramos las mejores prácticas, y cosas que son escalables, las comparto con los demás para que todos puedan tener éxito."
Liderar con pasión y humildad
Rob ha sido el líder de matemáticas para los grados 3-6 en Lincoln Elementary desde 2016, dando forma al plan de estudios, analizando los datos de los estudiantes y apoyando a otros maestros de matemáticas para impulsar el crecimiento académico. El nivel de competencia de la clase más reciente de 6º ha aumentado en ocho puntos porcentuales en el último año. Sin embargo, no está satisfecho ni orgulloso.
"Todo el mundo busca siempre una solución complicada o extravagante para los logros, pero la mayor diferencia [entre] mi aula y otra en la que los alumnos no crecen es que trabajamos todos los días. Sólo intento proporcionar el estilo individual de apoyo que cada niño necesita".
Rob se esfuerza por conocer a cada uno de sus estudiantes donde están. Casi dos tercios de los alumnos de 3º a 6º de Lincoln tienen un primer idioma que no es el inglés. Uno de los objetivos de Rob es seguir garantizando el desarrollo del inglés en su aula, ayudando a los alumnos a hablar y utilizar el idioma mientras aprenden matemáticas.
Además, el 9% por ciento de los alumnos de 3º a 6º curso de la escuela primaria Lincoln no tienen hogar, algunos de los cuales están en la clase de Rob. Rob intenta crear un entorno de aprendizaje seguro para todos sus alumnos. "Cuando hablo con esos niños, me siento humilde... Es realmente asombroso cuando piensas en un niño de 11 o 12 años que pasa por eso en la vida y encuentra la manera de aparecer aquí y estar presente y trabajar duro. Me asombra", dijo Rob.
Siempre en busca de mejores resultados
El excepcional compromiso de Rob se pone de manifiesto en el respeto mutuo tan evidente con sus compañeros. Quienes conocen a Rob en la escuela lo llaman un líder tranquilo, un educador sin pelos en la lengua, un cálido exigente y un humilde y reservado jugador de equipo que siempre defiende a los demás.
"Tengo esperanzas y soy optimista porque muchos profesores de aquí dicen que creo en esta comunidad y quiero mejorarla", dijo Rob.
"Las cosas de las que hablamos en educación suelen ser cosas elevadas e idealistas, pero en realidad empiezan por estar aquí, estar presentes y estar preparados. Y yo me lo tomo en serio. Es fácil ser el profesor popular, o el que sale a jugar al fútbol con los niños, pero yo quiero ser el profesor que hace progresar académicamente a los niños."
Rob también atribuye gran parte del éxito de la escuela al director y al personal administrativo, que son dedicados, comprensivos y complacientes, al igual que su profesora compañera, Pilar Alvarado. Dice que no seguiría enseñando sin ella a su lado.
